In-Perfecto

CUENTOS

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Aguardó en la vidriera durante meses, el tiempo que duró la fiebre de la moda de lo que él representaba. De a uno se despidió de sus hermanos, pero a él, nadie lo escogió porque era diferente.

Antes que lo llevaran a aquel lugar de donde ninguno volvía, como última oportunidad, lo acomodaron en el estante junto a los descoloridos olvidados. Había algunos grandes y pomposos, de pelos largos y mullidos, otros con peculiares ojos locos o con música, con correa y hasta de plástico. Y él, pequeño e incapaz de sentarse solito, se apoyó en la blanca barriga de un panda donde su negro terciopelo resaltaba como mancha de tinta.

Fue a mediados de mayo, de un año que jamás olvidará, cuando encontró su destino, en el momento que Él se paró delante de la vitrina. Era el tienda local que visitaba y ninguno le vibraba. Le habían recomendado que se consiguiera un objeto de apego para superar su ansiedad social y afrontar el gigantesco reto que estaba por comenzar, ya que no podía llevarse a Babas, su gata contenedora de emociones. Desconocía qué buscaba en particular, pero sabía que tenía que sentirlo. Se había detenido allí con sus ojos de ilusión, pero entre tantos colores y brillos que alteraban sus sentidos, estuvo por dimitir, cuando, entre la cabeza de dos peluches azulados, husmeó hacia el interior del local y decidió entrar.

Le bastó con saludar a la tendedera para que lo sintiera como si lo llamase a sus espaldas. No vio sus defectos, ni los buscó cuando la chica le dijo: «Ese te lo dejo más barato». Que le iba a importar si era tan chimuelo como él. Tan imperfecto en su perfecta perfección, con un ala rota, la boca mal bordada, sus ojos amarillos, saltones, con uno un poco más grande que parecía sobresalir ante el negro azabache de su cuerpo. Era al igual que él, chiquito, roto, con una conjunción de partes que parecían desencajar en un equilibro divino. Con una sonrisa abrió su billetera y mientras pagaba, le hizo un lugar en su corazón.

Envidia deberían sentir los otros que se burlaban de él cada vez que uno de los suyos era elegido y a él lo devolvían al estante por ser especial, porque lo era, destinado a convertirse en el primer dragón de peluche en recorrer el mundo. Y las aventuras no tardaron en comenzar, si apenas llegar a la casa, su encuentro con los cuatro felinos que le recibieron, lo asustó. Lo habían robado de la bolsa de papel donde aguardaba por el gran día y fue babeado y mordisqueado por la gata vengativa que no podía viajar. Todo fue terror hasta que las manos de quien lo salvó de morir olvidado en una tienda de descuentos, lo volvió a hacer y supo que estaría a salvo, ambos lo estarían.

La idea de conocer el mundo le fascinaba, hasta lo presentaron en las redes sociales como el compañero oficial de aventuras de un escritor loco que había pateado el tablero y se iba de nómade a reconstruirse. Aunque no le convencía la idea de subirse a un avión y el miedo en sus ojos quedó perpetuado en la brillante sala del aeropuerto, entre tanta gente y bancos incómodos a la espera de abordar.

Valió la pena el despegue, si cuando lo acercó a la ventanilla para que pudiera apreciar el paisaje desde los cielos, le devolvió eso que había perdido el día que le cocieron un ala chueca. Volar, ser libre, y creyó sentir el viento a miles de kilómetros por hora golpearle la nariz.

Si sus compañeros pomposos de la vitrina, con sus colores brillantes, sus rojos y amarillos tan ostentosos lo hubieran visto el día que conoció a Nessy, el legendario monstruo del lago negro. Cuando se sentó en su lomo y se tomaron una foto juntos, o en las ruinas de un olvidado castillo en medio de Escocia y creyó sentir la fuerza de que él, con su aliento, lo había derribado.

Y ahí anda, sin pasar desapercibido, el chimuelo con su boca torcida, su ojo más grande y su ala chueca, sentándose en la séptima playa de otro país junto con el mate y la libreta del escritor. Porque ninguno iba a ser tan especial que aquel que estaba destinado a acompañarle, colgado en una mochila, para mirar con ojos de muñeco de peluche, el mundo.