De Muerte y otras Esperanzas
No soy de terror, espantar no quiero, mas inocente me declaro si ante tus ojos de amenaza me visto. No fui creada para competir, sin sentido tiene que te escondas y me niegues, como si mal yo estuviera. Mi existencia es innegable, aunque me temas, porque en mi habita la razón y el sentido, el motivo que te empuja a seguir. No soy el mal, ni la sombra que te asecha por las noches. Soy lo inevitable, el portal y el velo entre lo que crees saber y lo que, temeroso, desconoces. Soy quien te regala estas siete historias, escritas una tarde de lluvia para que leas un domingo de verano. Soy la protagonista, aunque no me veas, porque en el todo, como junto a ti en este momento, estoy. Realidades diferentes, o iguales a la tuya, que te entrego desde mi baúl que con recelo he guardado, para que comprendas, en este mundo en llamas, como detrás de mí, y dentro mío, algo más se esconde, algo a lo que llamas esperanza. Paciente aguardaré a que culmines, para que al fin mi mires y, sin correr con una sonrisa sincera, podamos conversar.
Atte. La muerte.
El joven de la mochila azul
La mochila, azul Francia, estaba lista desde la noche anterior y aguardaba sobre la mesa ratona de la sala de estar.
El joven, con sus veinte años recién cumplidos, no pudo conciliar el sueño. Desde que recordaba se había preparado para el gran día y, ese día, llegó.